Cuando se produce un brote de legionela, se suele crear una gran incertidumbre y además surgen preguntas como: ¿Puedo contagiarme? ¿Cuáles son los signos y síntomas? ¿Existe tratamiento?
Lo cierto es que, varias veces al año, la legionela se convierte en una de las principales fuentes de información de nuestro país y es que, a pesar de que no se hable mucho de ella, se trata de una enfermedad muy común.
En este artículo, queremos ayudarte a que conozcas todo sobre esta enfermedad, y que aún muchas personas desconocen.
¿Te gustaría saber más? ¡Sigue leyendo!
¿Qué es exactamente la legionelosis?
La legionelosis es una infección bacteriana causada por la bacteria legionella. Este microorganismo puede encontrarse libremente en el medio ambiente; además de en ríos, lagos y estanques, la bacteria puede estar presente en sistemas de agua domésticos, ya sean de agua caliente o fría. Suele reproducirse a temperaturas que oscilan entre los 20ºC y los 45ºC y, lo que es más importante, en aguas estancadas o contaminadas.
¡Pero esto no es todo! Dicha bacteria se transmite por inhalación de microgotas que llegan a nuestros pulmones, producidas por sistemas que funcionan con aerosoles como duchas, piscinas, nebulizadores ambientales, jacuzzis, etc. Pero tranquilo, ¡no se produce transmisión de persona a persona!
¿Cuáles son los signos y síntomas?
Aunque existen varias especies, la legionella pneumophila es la que causa la legionelosis. Esta bacteria puede permanecer suspendida en el aire y se contrae por inhalación de gotitas, que pueden ser expulsadas por instalaciones equipadas con mecanismos productores de aerosoles.
Esta bacteria, además, puede causar diversas enfermedades una vez que entra en el organismo, entre las cuales destacaremos las siguientes:
Fiebre de Pontiac: Se caracteriza especialmente por fiebre alta, dolores articulares y musculares, tos, diarrea y malestar en general.
Neumonía por legionella: Al igual que la anterior, esta puede provocar fiebre alta, tos, dolor muscular, dolor de cabeza y otros síntomas. ¡Pero no solo esto! También pueden verse perjudicados otros órganos como el riñón, el hígado, el tracto gastrointestinal y el sistema nervioso. Sin duda alguna, la gravedad es mayor que en el caso de la fiebre de Pontiac
Aunque cualquiera puede contraer la enfermedad, algunas personas son más propensas que otras, como las sometidas a tratamientos de inmunosupresión, las que han recibido trasplantes de órganos, las que padecen diabetes, neoplasias o insuficiencia renal, etc. Otros factores de riesgo son tener más de 65 años, ser varón, fumar o beber mucho.
¿Qué instalaciones suelen ser más vulnerables?
A lo largo de los años, las siguientes instalaciones se han clasificado como de alto y bajo riesgo de sufrir un brote de legionella, aunque en ocasiones, ha habido más casos de brotes en sistemas de bajo riesgo que en sistemas de alto riesgo.
Instalaciones de alto riesgo: Las torres de refrigeración, los enfriadores evaporativos, los sistemas de agua caliente sanitaria, las bañeras de hidromasaje y los humidificadores presentan un riesgo alto.
Instalaciones de bajo riesgo: Los sistemas de agua potable sin circuito de retorno, los equipos de refrigeración por evaporación, las fuentes ornamentales, los aspersores, los sistemas de agua contra incendios y los materiales terapéuticos respiratorios presentan un riesgo menor.
¿Cómo puede evitarse la legionelosis?
Lo cierto, es que es imposible evitar un brote de legionela, pero lo que sí puede y debe hacerse es inspeccionar y mantener en buen estado las tuberías e instalaciones. Las tuberías y otros conductos son los focos de infección más comunes, por lo que lo mejor es contratar a una empresa especializada en la prevención y el control de tuberías para que limpie y trate adecuadamente estas instalaciones.
¿Sabías que lo principal para evitar la presencia de legionella en el hogar es prevenir el estancamiento de agua y la franja de temperatura donde prolifera la bacteria? Las medidas que se aplicarán en las instalaciones comunitarias o en el domicilio particular, serán unas u otras, dependiendo de las instalaciones de cada vivienda.
Mantenimiento de la instalación doméstica
En los grifos y duchas del hogar deben tomarse las siguientes precauciones:
1. Evitar el uso de filtros y accesorios innecesarios y, en caso necesario, limpiarlos lo mejor posible.
2. Utilizar rociadores gruesos en las duchas, especialmente.
3. Enjuagar los grifos poco utilizados una vez a la semana, dejando correr el agua durante unos 5 minutos.
4. Retirar los difusores y filtros y desinfectarlos una vez al año con lejía diluida u otro desinfectante.
5. Utiliza productos específicamente diseñados para eliminar los depósitos de cal.
6. Para evitar la retención de agua en la manguera de la ducha, utiliza una válvula de desagüe automática.
7. Si tienes jacuzzi o bañera de hidromasaje en casa, limpia y desinfecta la bañera después de cada uso.
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